martes, 1 de diciembre de 2009

Manha de carnaval

Rubalcaba le pone música a esto. Sólo hay que imaginar:

Manha, tao bonita manha
De um dia feliz che chegou!
O sol no ceu surgiu
E em cada cor brilhou.
Voltou o sonho entao
Ao coraçao.

Depois deste dia feliz,
Nao sei se outro dia virá,
E nossa amanha,
Tao bela afinal amanha
De carnaval.

Canta o meu coraçao.
Alegria voltou. Tao feliz
A manha deste amor.

Manha tao bonita manha!
Na vida uma nova cançao,
Cantando só teus olhos,
Teu riso e tuas maos,
Pois ha de haver um dia
Em que virás.

Das cordas do meu violao,
Que só teu amor procurou,
Vem uma voz falar
Dos beijos perdidos
Nos lábios teus.

Canta o meu coraçao.
Alegria voltou. Tao feliz
A manha deste amor.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Evocación

Hoy me he bañado en torrentes de imágenes viejas. El rastreo de registros me ha llevado a los días de nuevos amigos, no tan viejos ahora, pero no tan cercanos como ahora. Felicitaciones, "manotazos" y alguno que otro chiste de neoconservador me devuelven a momentos de felicidad ingenua, donde nada era lo suficientemente importante como para preocuparse por ello. No había miedos, sólo expectativas. No había grandes inseguridades, sólo pequeñas dudas.

Para mi fortuna, aunque no parezca, ese momento es obligadamente pasado: los lazos son ahora más fuertes; las miradas, más detenidas; los saludos, más afectuosos; las conversaciones, más abiertas y profundas. Las angustias han crecido, pero asímismo la capacidad de disolverlas...ellos han visto y ayudado en el proceso.

Y a pesar de todo, el de hoy fue un torrente de agua fresca, una vuelta a momentos irrepetiblemente felices, un recuerdo de la fuerza de las amistades construídas con sinceridad. En medio de tanta incertidumbre inquietante, son certezas tranquilizadoras.

domingo, 4 de octubre de 2009

Cercherò lontana terra

"[...]ma né sorte a me nemica, né frapposti monti e mar, ti potranno, o dolce amica, dal mio core cancellar. Se fia che ad altro oggetto tu rivolga un giorno il core, se mai fia che un nuovo affetto spenga in te l'antico ardore, non temer che un infelice te spergiura accusi al ciel; se tu sei, ben mio, felice, sara pago il tuo fedel". [Donizetti - Don Pasquale]

domingo, 3 de mayo de 2009

Blue in Green 

(No es un post sobre política. He elegido romper el hilo temático y había advertido en mi primer post que esto podía pasar. Sólo quiero escribir). 

Nostalgia y añoranza me trae la trompeta de Miles. Una y otra vez me concentro en la cadencia larga, en la melodía solitaria y melancólica. Me he percatado de la imagen placentera que me suscita, y que añoro calmadamente: una terraza bogotana (un mirador, para ser más exactos y para enriquecer el cuadro), una vista nocturna, una noche clara con las luces de la ciudad de fondo. Una bebida (un suave café, un recio tequila o una fría  y oscura cerveza). Una compañía: esa de la que no me cansaría nunca, con la que quisiera hablar durante las horas interminables de esa noche; con la que bailaría al ritmo de Miles: suave, lento, romántico, que dura pocos minutos, pero del que tendría un recuerdo grato hasta el día de mi muerte; aquella a quien abrazaría para resguardarla del frío, a la que le robaría un beso. Una mirada, una sonrisa: no de amor, por lo menos de complicidad. Una certeza: la de saber que no tengo que esperar nada más de los días siguientes, que puedo pasar la mañana recordando esta noche. "Blue in Green" se acaba, la nota final se alarga demasiado, lo suficiente para mantener la imagen y sentir que debo volver a escuhar a Miles, una vez más.        

jueves, 5 de febrero de 2009

Responsabilidad política

En varias ocasiones Hannah Arendt menciona el acto de responsabilidad política que hizo Napoleón cuando, con ocasión de su toma del poder en Francia después de la revolución, dijo que asumiría la responsabilidad "por todo lo que Francia hizo, desde San Luis hasta el comité de salvación pública". Arendt anota que esto solamente es una muestra de la responsabilidad que los gobiernos, en la política, deben tomar por los actos buenos y malos de los gobiernos anteriores, y que no debe confundirse con la responsabilidad personal, referida sólo a los actos y omisiones de un agente individual. Esta caracterización se aplica, en cada caso, a todo el que, en virtud de su función en el aparato del Estado, deba cargar con una responsabilidad por quienes ocuparon anteriormente esa función.

Pero "cargar con las acciones de los antecesores" implica tomar conciencia no sólo de sus logros, sino comprender y asumir como propios sus problemas y fallas, para tratar de darles solución. En las instituciones políticas, la responsabilidad política implica asumir como propios los logros y fallos que afectan a la sociedad ante la cual se deben rendir cuentas, y en este sentido la obligación de quienes asumen el poder es dar solución a esos problemas; donde no haya perspectiva de solución, donde por sus propias actuaciones un gobierno vea que no puede cumplir los compromisos que tiene con sus gobernados, parece razonable asumir responsabilidades y retirarse del poder, todo ello para dar paso a gobiernos que puedan, verdaderamente, asumir los problemas heredados como propios y tratar de darles solución.

Todo esto es justamente lo que no ha hecho, en el caso particular, el director de Invías, Daniel García (hoy está en periodo de licencia no remunerada, que pidió para poder defenderse, pero no ha renunciado a su cargo). No es de mi interés ni está dentro de mis capacidades opinar acerca de si el señor García es realmente culpable de los cargos que se le imputan, pero que después de tantas semanas en las que, por defenderse de la acusaciones, no haya podido hacer una gestión correcta como funcionario, y aún así siga atornillado a su cargo, es muestra de una gran ignorancia frente a la responsabilidad política que debe asumir. Parece que el Señor García no se entera que por cuenta de la defensa de su dignidad y su "buen nombre" (defensa muy laudable, cabe decirlo), su capacidad como ejecutor de políticas públicas se ve mermada, y ello es claro indicio de que, seguramente, no ha sido capaz de asumir la responsabilidad que su cargo supone. No es solamente su reputación la que se ve afectada, también, y sobre todo, resulta afectado el funcionamiento de una entidad pública, de la que depende una importante parte de la marcha normal del país; y no pensar que por culpa de sus enredos privados el interés general se ve afectado, no sólo es ignorancia, sino una muestra de egoísmo. Creo que lo correcto es que el Señor García renuncie a su cargo, que de paso a alguien que en verdad (que con todo su tiempo y esfuerzo) pueda asumir la responsabilidad política de ese cargo.

Semejante acto (que sería una muestra de que ha comprendido que no puede ejercer correctamente su trabajo como funcionario) no tiene nada que ver con la responsabilidad que debe asumir como persona. No es cierto, como él afirma, que renunciar a su cargo sea aceptar que es culpable de los cargos que se le imputan: podría (y debería) asumir su responsabilidad política y renunciar, con miras a no afectar el funcionamiento normal de la entidad, aún si resulta ser inocente; la responsabilidad personal o jurídica, si lo quieren, no depende en este caso de la responsabilidad política.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Las reglas del juego

Imaginemos un final diferente para la final del futbol colombiano : se mantiene el resultado del partido de ida, y en el minuto 90 del partido de vuelta, Medellín va ganando 1 a 0. Al capitán del América se le ocurre, de pronto, reunir a su equipo; acto seguido, el capitán americano se acerca al árbitro y le dice:

"Mirá, vos sabés que nosotros hemos sido el mejor equipor del torneo y que no merecemos perder; además toda la hinchada quiere que nosotros seamos campeones este año, ahí pa' empatar con la Feria de Cali. Así que hacenos del favor de alargarnos el partido hasta que empatemos, ahí vos terminás el partido y todos contentos".

Ninguna de las razones del jugador escapa al absurdo, y es obvio que para cualquier persona cuerda semejante propuesta es ridícula: a cuenta de qué un equipo va a cambiar las reglas del juego para su propio beneficio, en especial cuando están en medio del juego. Pero ¿acaso esto es muy diferente a la manida propuesta de reelección para el 2014? Nuestro querido inquilino de la Casa de Nariño, en boca de su ministro, pretende cambiar la pregunta que se presentó para la consulta popular, de modo que el congreso podría cambiar el texto y aprobar una propuesta de reelección para 2010 y no para 2014, a pesar de que la Cámara aprobó esto último, no lo primero.

Esta poco sutil pretensión de cambiar las reglas del juego a mitad del proceso se basa, según el gobierno, en dos cosas: la excelente gestión del Señor Presidente durante seis años y la iniciativa popular, "la voz del pueblo".

Sin ánimos de extenderme, sólo quiero dejar la duda acerca de la validez de estas razones: en primer lugar, ¿quién es el que decide si un gobierno está haciendo las cosas bien o no? ¿el mismo gobierno? ¿Los que lo apoyan? ¿Qué pasa con los que creen que el gobierno de turno no está gobernando bien? (esto es análogo a preguntar qué pensarían los hinchas del Medellín, que no quieren que América gane). En segundo lugar, las dudas se incrementan cuando tal razón se esgrime para defender la infalibilidad (ni siquiera la simple legitimidad) del pueblo colombiano que apoya el referendo reeleccionista. Según los adeptos al presidente, sería injusto anular la voz del pueblo hundiendo el referendo, como si ese pueblo tuviera siempre la razón, y como si en virtud de esa infalibilidad el pueblo tuviera la capacidad de saltarse las reglas de la constitución que lo rige (esto es similar a pensar que si los hinchas del América -más numerosos que los del equipo rival- quieren que su equipo gane, entonces el equipo tiene todo el permiso para querer cambiar las reglas del juego).

Afortunadamente, el juego tiene un árbitro, y está en sus manos decidir si las reglas del juego están totalmente a disposición del bando mayoritario que las puede cambiar cuando quiera, o si, por el contrario, incluso la mayoría debe someterse a las reglas fundamentales; personalmente, espero que el árbitro considere que hay reglas constitutivas del juego, sin las cuales no habría ese juego, sino otra cosa distinta, y que, por tanto, no se pueden cambiar al acomodo de la mayoría.
Las dudas son más profundas que esto, y hay otras cosas que considerar, pero sólo quiero expresar mi sospecha inicial. Dejo que lectores piensen si estas dudas son razonables o no.

martes, 16 de diciembre de 2008

Por una taberna

Siempre había pensado que esto de los blogs es una bobada hecha para desahogarse cobardemente por las cosas que no se pueden decir en el momento justo, con la palabras justas... A esto habrá quienes digan que lo que se escribe sale mejor que lo que se dice "en caliente". Puede ser cierto, aunque no necesariamente.

El motivo de empezar este blog nace del hecho de que esas prevenciones no son suficientes para aguantarse las ganas de expresar la sorpresa (junto con la tristeza, la rabia, entre otras emociones) por las cosas que suceden en esta república de mentiritas, en esta republiqueta. Como ven, lo anterior indica también que, en la mayoría de casos, mis opiniones no van a ser tan ponderadas como quisiera, sino que serán motivadas por la rabia, la euforia, etc., o sea, van a ser expresadas "en caliente"; la gracia es que esto no sea la regla... ahí vamos mirando.

Toda la motivación para haber hecho semejante introducción tuvo lugar ayer. En aquel recinto destinado para el ejercicio democrático de la nación, constituída en la "Cámara baja" o Cámara de representantes", sucedió algo que a muchos les debe revolver las entrañas: mientras a las víctimas de la secular violencia colombiana se las pasaban por la galleta (de nuevo), los astutos y honorables representantes (que, hay que reconocerlo, son astutos, como lo es un narcotraficante) gozaban de un descanso merecido por su ardua labor (a estas alturas del año, 40 proyectos de ley están represados) mientras tomaban whisky en los vasos en los que se sirve el tinto.

Hace poco acabé mi semestre y tengo ganas de ir a celebrar: pensaba ir a un lugar relajado, tranquilo, de buenos productos y mejores servicios, de esos lugares que abundan en el norte. Tal vez demasiado pretensioso. Con mis amigos la paso bien en muchos lugares más modestos, y también he tenido buenas noches en lugares aún más modestos, pero aún no he estado en una taberna. Pues para mi sorpresa, puedo evitar ir a lugares donde puedo morir de mala manera (una "taberna de mala muerte") y, en cambio, puedo gestionar una boletica para el recinto de la Cámara de Representantes. Puedo comprársela al representante de Nariño (que debe estar vendiendo hasta a la mamá porque su platica se le fué en una pirámide). También puedo llevar mi solicitud para que aprueben la reelección del Señor Presidente, al fin y al cabo están aprobando a pupitrazo limpio todo lo que no sea la ley de víctimas. Eso sí, de la fiesta me encargaría yo, porque mis honorables contertulios, y hasta el ministro Valencia Cossio (que, estando presente, dice no haberse dado cuenta de que los Represententes estaban de farra), no se darían cuenta si todos están bien atendidos, o si en vez de tomar whisky, se están haciendo los mojigatos tomando aromática.

Hay algunas cosas que me preocupan (como si todo esto no preocupara suficientemente) ¿será que la rumbita la hacen de vez en cuando, precisamente cuando están aprobando proyectos? ¿Será que varias de nuestra leyes han sido el infelíz producto de una emparrandada? aún peor, ¿será que la reelección presidencial (que se discute mañana) será discutida por una partida de enguayabados?
Sólo espero que, en unos días, no esté contando que en el Senado de la República se hacen los mejores "after parties" de la ciudad.