martes, 16 de diciembre de 2008

Por una taberna

Siempre había pensado que esto de los blogs es una bobada hecha para desahogarse cobardemente por las cosas que no se pueden decir en el momento justo, con la palabras justas... A esto habrá quienes digan que lo que se escribe sale mejor que lo que se dice "en caliente". Puede ser cierto, aunque no necesariamente.

El motivo de empezar este blog nace del hecho de que esas prevenciones no son suficientes para aguantarse las ganas de expresar la sorpresa (junto con la tristeza, la rabia, entre otras emociones) por las cosas que suceden en esta república de mentiritas, en esta republiqueta. Como ven, lo anterior indica también que, en la mayoría de casos, mis opiniones no van a ser tan ponderadas como quisiera, sino que serán motivadas por la rabia, la euforia, etc., o sea, van a ser expresadas "en caliente"; la gracia es que esto no sea la regla... ahí vamos mirando.

Toda la motivación para haber hecho semejante introducción tuvo lugar ayer. En aquel recinto destinado para el ejercicio democrático de la nación, constituída en la "Cámara baja" o Cámara de representantes", sucedió algo que a muchos les debe revolver las entrañas: mientras a las víctimas de la secular violencia colombiana se las pasaban por la galleta (de nuevo), los astutos y honorables representantes (que, hay que reconocerlo, son astutos, como lo es un narcotraficante) gozaban de un descanso merecido por su ardua labor (a estas alturas del año, 40 proyectos de ley están represados) mientras tomaban whisky en los vasos en los que se sirve el tinto.

Hace poco acabé mi semestre y tengo ganas de ir a celebrar: pensaba ir a un lugar relajado, tranquilo, de buenos productos y mejores servicios, de esos lugares que abundan en el norte. Tal vez demasiado pretensioso. Con mis amigos la paso bien en muchos lugares más modestos, y también he tenido buenas noches en lugares aún más modestos, pero aún no he estado en una taberna. Pues para mi sorpresa, puedo evitar ir a lugares donde puedo morir de mala manera (una "taberna de mala muerte") y, en cambio, puedo gestionar una boletica para el recinto de la Cámara de Representantes. Puedo comprársela al representante de Nariño (que debe estar vendiendo hasta a la mamá porque su platica se le fué en una pirámide). También puedo llevar mi solicitud para que aprueben la reelección del Señor Presidente, al fin y al cabo están aprobando a pupitrazo limpio todo lo que no sea la ley de víctimas. Eso sí, de la fiesta me encargaría yo, porque mis honorables contertulios, y hasta el ministro Valencia Cossio (que, estando presente, dice no haberse dado cuenta de que los Represententes estaban de farra), no se darían cuenta si todos están bien atendidos, o si en vez de tomar whisky, se están haciendo los mojigatos tomando aromática.

Hay algunas cosas que me preocupan (como si todo esto no preocupara suficientemente) ¿será que la rumbita la hacen de vez en cuando, precisamente cuando están aprobando proyectos? ¿Será que varias de nuestra leyes han sido el infelíz producto de una emparrandada? aún peor, ¿será que la reelección presidencial (que se discute mañana) será discutida por una partida de enguayabados?
Sólo espero que, en unos días, no esté contando que en el Senado de la República se hacen los mejores "after parties" de la ciudad.

5 comentarios:

  1. Uyyy que miedo, se nos puso emotivo El limón...eso sí, estoy de acuerdo en que es indignante que pases esas vainas...¿será que ahora se 'destapa' la 'Chivas-política'?

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  2. deberíamos colarnos en una de esas fiestas!!! Así de pronto después somos representamos y ganamos algo decente....! aunque a mí casi no me gusta el whisky.... y en cuanto a la reelección, no sabemos quién está más enguayabado, si la cámara o los que votan (votamos) por Uribe, pues tales tendrían un guayabo de al menos ocho años

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  3. No miréis nuestros pecados sino la fe de tu iglesia y conforme a tu palabra concédenos la paz

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  4. el anónimo identifíquese, por favor.

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